Gripe y enfermedades estacionales en invierno: cómo proteger a los niños durante los picos de gripe de enero y febrero
El invierno es una temporada mágica, pero oculta algunos riesgos para la salud, especialmente para los niños de 0 a 2 años, que son más vulnerables a infecciones respiratorias, gripe y resfriados. Entre enero y febrero, los picos de la gripe alcanzan su punto máximo, poniendo a prueba a los padres que intentan proteger a los más pequeños.
Las enfermedades estacionales en los niños: ¿por qué son más vulnerables?
El sistema inmunológico de los niños pequeños aún está en desarrollo. Esto significa que tienen menos defensas naturales contra virus y bacterias en comparación con los adultos o niños mayores.
Entre las principales causas de vulnerabilidad a las enfermedades estacionales encontramos:
- Exposición a nuevos patógenos: especialmente si el niño asiste a lugares compartidos como guarderías.
- Cambios de temperatura: típicos de los meses de invierno, que pueden debilitar las defensas naturales del organismo.
- Producción reducida de anticuerpos: en los primeros años de vida, los niños reciben algunos anticuerpos de la madre, pero no siempre son suficientes para protegerlos de infecciones comunes.
Las enfermedades más comunes del invierno
Durante los meses de invierno, las enfermedades estacionales más frecuentes en los niños incluyen:
- Gripe estacional: fiebre alta, tos, dolores musculares y fatiga son los síntomas más comunes.
- Resfriado: una infección viral de las vías respiratorias superiores que provoca secreción nasal, estornudos y a veces fiebre leve.
- Bronquitis: inflamación de las vías respiratorias inferiores, a menudo consecuencia de una infección viral.
- Otitis: inflamación del oído medio, que puede ser consecuencia de un resfriado mal tratado.
- Gastroenteritis viral: aunque no es exclusiva del invierno, puede afectar a los niños con síntomas como diarrea, vómito y fiebre.
Prevención de la gripe: consejos prácticos y pequeñas estrategias efectivas para proteger a los más pequeños
La prevención es el primer paso para reducir el riesgo de enfermedades estacionales. Aquí hay algunas buenas prácticas:
1. Crear un ambiente saludable
- Humidificar el aire: el aire seco de los ambientes calefaccionados puede irritar las mucosas nasales, volviéndolas más susceptibles a las infecciones. El uso de un humidificador puede ser útil.
- Ventilar las habitaciones: abrir las ventanas regularmente para renovar el aire y evitar la acumulación de virus y bacterias.
2. Lavarse las manos
Un gesto simple pero eficaz para prevenir la transmisión de virus y bacterias, especialmente después de estar en lugares públicos.
3. Alimentación equilibrada
Una dieta rica en vitaminas y minerales refuerza el sistema inmunológico de los bebés y niños pequeños. En particular:
- La vitamina C, presente en cítricos, kiwi, manzana, pera, caqui, manzana, ayuda a combatir las infecciones.
- La vitamina D, esencial para el sistema inmunológico, se puede obtener a través de una dieta variada y, en cantidades limitadas, la exposición al sol.
4. Vestir en capas
Vestir al niño en capas facilita la adaptación a los cambios de temperatura. Atención a no exagerar: el sobrecalentamiento puede ser contraproducente.
¿Cuándo preocuparse? Las señales que no debes ignorar en caso de malestar de un niño pequeño
No todos los síntomas requieren la intervención del pediatra, pero es importante reconocer las señales de alarma:
- Fiebre alta persistente: si dura más de 48 horas o supera los 39°C.
- Dificultad para respirar: sibilancias, falta de aire o labios azulados.
- Deshidratación: se señala por menos pañales mojados, labios secos y somnolencia excesiva.
- Irritabilidad o somnolencia extrema: podrían indicar una infección más seria.
Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental contactar al pediatra para un control.
Las enfermedades estacionales en invierno son inevitables, pero con las precauciones adecuadas y un manejo atento, es posible minimizar su impacto en la salud de los más pequeños. La prevención, una buena organización y la atención a las señales del cuerpo del niño son las mejores herramientas para atravesar el invierno con tranquilidad.
Para enfrentar las enfermedades estacionales más comunes de los niños, pero también de los adultos y toda la familia, es recomendable tener algunos productos para el control y cuidado de la salud en casa:
Termómetro digital
Indispensable para monitorear la temperatura corporal de los niños en caso de fiebre. Los termómetros digitales ofrecen lecturas rápidas y precisas en solo 1 segundo, como el termómetro frontal y auricular Nuvita 2075. Si el niño es muy pequeño, el termómetro de chupete es perfecto.
Antipirético (Paracetamol o Ibuprofeno)
Son útiles para reducir la fiebre y aliviar los dolores asociados con la gripe o el resfriado, pero siempre es importante seguir las terapias y dosis recomendadas solo por el pediatra según el peso y la edad del niño, sin recurrir a la automedicación que podría ser peligrosa.
Solución salina y aspirador nasal
La solución salina ayuda a liberar las vías respiratorias en caso de congestión, y usar al mismo tiempo un aspirador nasal como el NuvitaMed es fundamental para eliminar el moco y ayudar a respirar mejor, además de prevenir otitis.
Humidificador
El uso de un humidificador, especialmente en el dormitorio, pero también en otros lugares, mantiene la humedad del aire en un nivel óptimo y previene la sequedad de las vías respiratorias, aliviando la tos y la congestión, características de la gripe.
Dispositivo para aerosoles
Los dispositivos de aerosol o nebulizadores son muy efectivos para el tratamiento de enfermedades respiratorias como la bronquitis o la laringitis, y deben ser utilizados siempre con receta médica del pediatra o médico. Puedes elegir entre varios modelos: desde los modelos tradicionales con pistón, adecuados para nebulizar todo tipo de medicamentos, también a base de aceite y ácido hialurónico, como el Nuvita 5023 con ampolla de flujo regulable, o la versión portátil cómoda como el 5030. Si prefieres la más nueva tecnología Mesh, el aerosol portátil que deja las manos libres es una excelente opción para adultos y niños mayores.
No solo la salud física, sino también la emocional es importante; los niños, incluso los más pequeños, perciben el estrés de los padres. Crear un ambiente sereno, con momentos de mimos y juegos tranquilos, puede ayudar al niño a superar mejor el período de enfermedad.
Enero y febrero pueden ser meses desafiantes para las familias, pero enfrentarlos con conciencia y la información correcta ayuda a vivir este período con mayor tranquilidad, protegiendo el bienestar de los niños y la armonía familiar.
